En medio de la baja en los precios de arrendamiento en la Isla, la cotizada zona de la Milla de Oro en Hato Rey se ha mantenido con escasas variaciones en el precio por pie cuadrado, aun cuando abundan los espacios comerciales vacíos.
Ileanexis Vera Rosado, EL VOCERO /
De acuerdo con varios corredores de bienes de raíces entrevistados por EL VOCERO, cada vez toma más tiempo lograr el arrendamiento de un espacio. El costo no es el único factor, según indicaron, también impacta de manera adversa las manifestaciones públicas o la posibilidad de estas desde que la Junta Federal de Control Fiscal se estableció en la zona, y el “boom” que adquirió en los últimos años la zona de Guaynabo, en donde se han establecido las oficinas corporativas de muchas empresas.
De acuerdo con los entrevistados, hace cinco años no era extraño cerrar un contrato de alquiler en la Milla de Oro en menos de 30 días. Ahora –por el contrario- pueden pasar más de seis meses sin que aparezcan potenciales inquilinos para una propiedad o un espacio comercial o de oficina.
El costo actual por pie cuadrado en la zona promedia los $25, con espacios disponibles para la renta de entre los 1,200 a 1,600 pies cuadrados. Eso significa costos mensuales –promedio- desde los $30,000 hasta los $40,000. A dicha cuantía, en la mayoría de los casos hay que sumarle el costo de estacionamiento, el cual oscila entre los $90 a $130 mensuales por persona.
Santiago Coll, propietario de Crye-Leike Realtors, dijo que en Hato Rey hay demasiadas oficinas para la cantidad de inquilinos. Sin embargo, aun cuando la oferta supera la demanda, los propietarios mantienen los cánones de arrendamiento demasiados altos, lo cual adjudicó -en parte- a la concentración de edificios en manos de un mismo dueño, que prefiere no reducir el precio.
“Actualmente, las rentas no están a la par con lo que lo que los arrendadores pueden pagar. Son cantidades muy elevadas para lo que ofrecen. A ello se suma, la cantidad de tiempo que se pierde producto de las manifestaciones en la zona, lo que redunda en pérdida de horas de trabajo, que al final del día se traduce en dinero, además de atentar contra la seguridad de empleados y visitantes”, añadió Coll.
Con ello coincidió Jorge Rodríguez de Zona Comercial Realty. “Actualmente existen varios edificios que han sido comprados por inversionistas como John Paulson y otros, a través de subastas, que los están remodelando y acondicionando para ponerlos en alquiler. El problema estriba en que están pidiendo unas rentas que son demasiadas excesivas para lo que ofrecen y los espacios disponibles son muy grandes, lo que no resulta viables para muchas empresas”, sostuvo.
Rodríguez comentó que hace un tiempo todas las empresas querían establecerse en Hato Rey, y ahora se experimenta ese ‘boom’ en Guaynabo. Pero como la demanda es tan elevada en dicho municipio y se ha quedado sin inventario, esto ha comenzado a levantar un poco el interés de empresas para acercarse a la Milla de Oro nuevamente.
Acorde con los corredores de bienes raíces entrevistados, con la salida de varios bancos de Puerto Rico a partir de 2010, quedó mucho espacio vacío pero no hubo cambios significativos en el precio de alquiler.